La Cámara de Industrias y Producción, y la Cámara de Comercio de Quito proponen cinco acciones para la crisis energética El anuncio realizado por el Gobierno Nacional, en torno a los cortes de energía a nivel nacional, ha tomado por sorpresa a todo el sector empresarial del país, micro, pequeñas, medianas y grandes empresas, así como a la ciudadanía en general.
Llama profundamente la atención que el Operador Nacional de Electricidad (Cenace) haya alertado sobre esta situación desde enero y no se hayan tomado cartas en el asunto, ni planificado con la debida anticipación. Las autoridades no han incorporado la generación de energía necesaria, de acuerdo con la planificación de la demanda.
La energía es la base de la producción y del comercio, como para no haber involucrado a estos sectores en la decisión para evitar esta crisis. Entre el sector industrial (25%) y comercial (17%) consumen la mayor cantidad de la energía generada en el Ecuador. Por cada hora sin electricidad, el sector comercial dejaría de vender USD 18 millones.
Esta abrupta interrupción de energía se da en el último trimestre del año, cuando se registra mayor actividad económica. “Estas acciones desalientan la inversión y tienen un impacto negativo en la generación y sostenimiento de plazas de empleo”, afirmaron la Cámara de Industrias y Producción, y la Cámara de Comercio de Quito.
Desde la CIP y CCQ, planteamos conformar una mesa permanente de diálogo técnico para planificar las acciones de cara a mitigar la crisis energética y sus efectos. Además, proponemos cinco soluciones efectivas y oportunas:
- Aprobar que la autogeneración no tenga ningún tipo de restricciones y modificar urgentemente la normativa para que las empresas puedan generar más de 1 MW.
- Mantener vigentes ciertos esquemas de tarifas diferenciadas por hora, entre ellos, el de la tarifa nocturna, cuando el consumo nacional es menor.
- Permitir a las empresas acceder a diésel eléctrico para la generación de energías con sus propias plantas, lo que disminuirá el déficit eléctrico.
- Garantizar la generación eléctrica mediante el desarrollo y fortalecimiento de las hidroeléctricas y termoeléctricas, asegurando su
óptimo funcionamiento. - Dirigir esfuerzos hacia una reforma estructural que promueva la diversificación energética e incorporación de nueva energía.